Memoria de la presentación 2: las palabras,los discursos, las firmas



Día: 30 de septiembre de 2008
Hora: 7:30 pm
Lugar: Sala Juan Mejía Baca Biblioteca Nacional
Aforo: lleno total.

Sí: fue un lleno total lo que se vivió en la presentación de La armonía de H. Vida y poesía de Luís Hernández Camarero. Como todo evento de dicha naturaleza, este tampoco evadió las palabras del autor del libro. Esto fue lo que dijo el escritor y periodista Rafael Romero Tassara.





PENSAR EL DÍA

Hay días que aparecen en el pensamiento y pueden dictarnos porvenires enteros. Días que vienen y luego se van deseando sean nuestro devenir por el universo y, como fuerza motora para que ello ocurra, uno solo puede decirse algo como que “para que la realidad, sea más realidad, hay que soñarla”.

Sí, éste es uno de aquellos días como nacidos de dicha premisa. Uno que vamos viviendo ahora, pero en principio fue soñado ya desde mucho tiempo atrás. Para poder ir explicándoles por qué, les diré que ese sueño empezó a incluirme vagamente en mis años universitarios. Y luego fue en febrero de 2004, cuando hice más mío el deseo de darles a los lectores la biografía del poeta Luis Hernández Camarero, así como algunos perfiles y partes inéditas de su inmensa obra.

Han transcurrido casi siete años desde que la primera imagen de ese sueño viniera a mi mente, y que luego desde el año 2004 me resistiera a que el paso del tiempo lo convierta en olvido para que así día a día se acerque la hora en que se torne realidad y pueda hablarles de ese sueño al presentarles el libro que en este momento está en sus manos y en las mías hecho realidad.

Libro que si bien es producto del deseo de alguien que estudió periodismo sabiendo que nunca se dedicaría a ello en el sentido clásico del término, fue también pensado como una forma de intervenir públicamente en una conversación general.

Esta conversación general parte de un ser humano, sin embargo, toca a muchos otros humanos dada la abultada cantidad de lectores con la que cuenta el poeta y también la incontable bibliografía y otro tipo de documentos que hoy por hoy existen respecto a Hernández y a su obra. Cosas que en suma son una trama de voces, puntos de vista e incluso marcos ideológicos enfrentados, pero también entrelazados y que están fluyendo en el ámbito público adonde, en este momento, La armonía de H, vida y poesía de Luis Hernández Camarero viene a integrarse y, a la vez, a comunicar y a generar nuevos flujos de información y diálogo.

Considero que esta generación de nuevos flujos de información y diálogo, no solo lo es respecto a un poeta, sino lo son también en relación a una visión de mundo y existencia en donde la armonía, con todo lo que ello implica, es uno de sus axiomas principales.

Este axioma es debido a que conforme fui investigando, me pude dar cuenta que allí radicaba mucha de la fuerza de la obra de Hernández y, además, por lo que hoy aún continuamos hablando de él.

Ha sido así que en el trayecto en que fui escribiendo este libro, me pregunté dos cosas. La primera de ellas fue medianamente sencilla: cómo comunicar a los lectores quién fue Luis Hernández Camarero y qué traza su legado. La segunda fue bastante compleja: cómo dar cuenta en un mismo lugar de todo lo que implica esa obra, esa vida y esa visión de mundo en el momento presente.

Así como la primera pregunta, siempre me preocupó la segunda cuestión debido a que en una época marcada por los medios de comunicación, la informática, los viajes que superan la velocidad del sonido y, en suma, todo cada vez está siendo más integrado al poder de las ondas; hablar de lo que produjo Luis Hernández Camarero, me pareció una manera de abrir una ventana a la comprensión del hoy por medio de una bella expresión del pensamiento literario. Puesto que no conozco otra obra literaria en que la armonía esté tan manifiesta y, con ello, también el poder de las ondas y lo que moviliza la realidad presente y, además, supondrán, seguirá proyectándose como el camino por donde fluirá el mañana con toda su diversidad.

Pensante auditorio: creo que no necesito indicarle con detalle que este presente de ondas y diversidad es lo que Hernández supo captar y soñar con excelencia ya hace más treinta y cinco años atrás. Puesto que ustedes ya imaginarán que este entendimiento del poder de las ondas, y por ende de la armonía, es tan diverso y amplio como adentrarse en el escenario adonde se producen los sueños que son producto del choque de la electricidad en nuestra neuronas, así como también delinear el canto de las estrellas y el sol, el ulular del viento por una playa, el moviendo del mar, el fluir de la sonoridad al hablar, al cantar, etcétera, y que esto abarca a cosas tan diversas como las que puede contener la propia vida si tomamos en cuenta que desde Einstein la física dice que nada en realidad está reposo absoluto, sino en un continuo ondular en este curvado universo.

Mejor creo sería decirles que sobre todo Hernández expresó este presente de ondas y diversidad con humor, inteligencia, libertad, imaginación y, algunas veces, hasta con la cibiricencia que alcanzan en ciertas ocasiones algunos seres humanos iluminados.

Aspectos todos que me han permitido delinear lo que dieron las casi 70 personas que buenamente en estos años accedieron a brindarme una entrevista, una foto, un poema y, sobre todo, un pedazo de sí vibrando en su memoria y sus neuronas para que yo pudiera registrarlo durante el largo trayecto que ha tenido la elaboración de las páginas de La armonía de H.

Trayecto permítanme contarles ha sido todo un viaje para mi. Viaje más de las veces arduo e intenso, pero también otras divertido y placentero.

Arduo por todo el trabajo que, por ejemplo, se tomaron algunas personas para darme materiales recopilatorios, como lo hicieron Carlos Hernández y su esposa Esther Fernández y Novoa quienes durante días enteros buscaron muchos documentos que hoy por hoy los lectores podrán tener en sus manos y disfrutarlos en exacta versión facsimilar. O asimismo, mencionaré aquí todo el trabajo que hubo que realizar durante el año que ha demorado diseñar, diagramar e imprimir el libro, sin contar lo que fue encontrar a un editor que no solo tuviera las ganas de publicar La armonía de H, sino también tuviera la fuerza e independencia económica para sacar adelante el proyecto como este con las cualidades que exigía.

Intenso, por cómo olvidar la cantidad de emociones que vi pasar por los rostros de las personas que entrevisté cuando recordaban a Luis Hernández Camarero. Tal como le ocurrió a la señora Laura Morales, quien durante años tenía guardados no solo algunos manuscritos inéditos, sino a un Hernández que nadie quizá podía haber imaginado y una noche de 2004 me contó con la fuerza y frescura de un río.

Divertido porque ahora me recuerdo a mi mismo, haciendo entrevistas en lugares que, ni en mis épocas de reportero de radio, lo hubiera pensado. Como, por ejemplo, ocurrió con Nikie Dávila con quien hice un tour por Lima que incluyó una sesión de footing, un café con linda bailarina y acompañarlo a un campo santo para dejar flores a sus seres queridos, todo mientras hablábamos de Hernández. Asimismo, recuerdo a Kike Wangeman tocando en su piano, y en único concierto para mí grabadora, una pieza musical compuesta por Hernández.

Creo que podría pasarme toda la noche hablando de todo esto, sin embargo, no quiero dejar pasar un hecho que quiero mencionar antes de ir terminando. Y es que hubieron algunas personas a quienes entrevisté entre el 2004 y el 2006 que ya no están entre nosotros: una fue la poetiza Cecilia Bustamante, otro es el periodista Jorge Salazar y finalmente Marcos Guzmán buen amigo de la familia Hernández por quien gracias a su colaboración pude enterarme que el poeta también había sido radio aficionado y con ello practicado radioastronomía. A ellos las gracias, aunque ahora pertenezcan a las estrellas.

Otras personas que siempre quisieron estar esta noche y por razones varias no han podido compartir este momento con nosotros son Carlos Hernández y su esposa Esther Fernández y Novoa, las señoras Laura Morales e Ilse de Manrique, Liesanne Dean y el escritor cubano Ronaldo Menéndez. A ellos las gracias.

Tanto como me gustaría agradecer a los que están presentes esta noche, como mi editor Jaime Campodónico, a mi ex profesor el Dr. Camilo Fernández Cozman, al músico Manongo Mujica, al poeta Luís La Hóz, a Alfredo Vanini, Hugo Neyra y a quienes trabajan en la Biblioteca Nacional del Perú. Asimismo, a todos los entrevistados y amigos por su apreciable tiempo, a mis padres y hermanos por haberme impulsado a ir, a Max Hernández y a su hijo Rafael, a Juan Luís Gargurevich por el diseño del libro y por supuesto reitero a ustedes por quienes ahora estoy aquí amigos y lectores todos.

A mi no me queda mucho que decirles, todo está en el libro que hoy presentamos. Solo me resta decirles gracias y disfruten la noche, pues allá al fondo vibran las estrellas que Hernández nos dijo sabían cantar.




No hay comentarios: